A todo el mundo le ha pasado que a lo largo de la rutina diaria se dan un golpe accidentalmente. La forma más común de reaccionar es maldecir con palabrotas, hacer un gesto violento de rechazo ante la situación, quejarse, fruncir el ceño y continuar dolorido y de mal humor hasta que otra situación cambie el estado de ánimo. Después de esto se crea una espiral de energía negativa que atrae más energía negativa.
OPCIÓN DE SOLUCIÓN:
Cuando un golpe accidental sorprende, considerar al objeto infractor como un animalito pequeño que no se da cuenta de lo que hace es una forma de reaccionar mucho más positiva, aunque parezca absurdo, contener la rabia y dirigirse al objeto de forma amable evita que la energía negativa comience a surgir y sobretodo que la energía positiva permanezca. Igual de absurdo es enfadarse con el objeto, y ya que se puede elegir es mejor optar por lo más conveniente, aunque duela. Pensamientos incluso palabras pueden ser de ayuda formuladas sonriendo: ¿Qué quieres con ese golpe? ¿quieres que te haga caso? ¿querías hacerme una caricia? La próxima vez más suave que me gustará más.
Este simple programa neurolingüístico es muy efectivo para evitar estados de ánimo desagradables impredecibles y arma de poder para controlar las emociones que deseamos sentir. Requiere práctica y ser consciente de las propias reacciones, en ello reside el desafío.