Más de dos años solo, sin encontrar el amor de pareja, Miguel deseaba compartir su vida y no encontraba una mujer dispuesta a acompañarle.
Un mes de octubre le ofrecieron una gatita (sí sí, es la de la foto), era de color negro y parecía una bolita suave de pelo, la acogió con mucho cariño y enseguida se hicieron buenos amigos.
La habitación donde la instaló llevaba muchos meses sin ser utilizada, de lo que él no era consciente es que esa habitación estaba en el área del amor de la casa, según el Feng Shui, y la presencia de la gatita activó esta energía.
Tan solo un mes después conoció a la que hoy en día es, tras más de seis años juntos, la mujer que despierta feliz a su lado.