El aislamiento social y la falta de contacto físico son los venenos más letales, por otro lado el amor, el afecto y los efectos de la socialización son probablemente los factores más importantes para llevar una vida sana y vivir muchos años, sobretodo en los primeros años de vida.
Esta afirmación la demuestra el histórico estudio realizado en los años 40 por el Dr. Spitz: siguió por varios años a una serie de bebés en orfanatos que vivían en cunas en compartimentos del tal forma que sólo podían ver el techo. Cada tanto una enfermera pasaba a revisar cómo estaban y los dejaba con una botella de leche. Aunque la higiene era impecable, el 37% de estos bebés murieron de apoptosis.
Spitz comparó a este grupo con bebés que crecieron con sus madres en prisiones, ninguno murió y pruebas más adelante mostraron un mejor desarrollo.
Concluyó que no se trataba de la higiene o del alimento, sino del cariño que brinda el cuidado maternal.
Igualmente ocurre con los adultos, la falta de cariño y contacto físico aumenta la tristeza y el desánimo, lo cual puede provocar una personalidad fría y repelente.
Envío un abrazo fuerte a quién lo lea.